La crisis petrolera de 1960 hizo tomar conciencia a diversas naciones de la importancia de los hidrocarburos para el desarrollo, bienestar social y lo que pasó a denominarse «la seguridad energética». En nuestro país, este contexto coincidió con el descubrimiento del petróleo en la Amazonía, y la imposibilidad de transportarlo de una manera económicamente viable y eficiente.
La distribución y venta del crudo por aquellos años se realizaba mediante barcazas, que eran muy costosas y completamente dependientes de las condiciones de navegación de los ríos. Se calculaba que el crudo extraído en la zona por PETROPERÚ y la Occidental Petroleum Company, mediante el contrato de servicios petroleros conocido como Modelo Perú, podía sumar 135,000 barriles diarios. El transporte fluvial solo se daba abasto para unos 5,000 barriles por día. Mientras tanto, en la costa, se tenía que importar unos 40,000 barriles diarios, lo que impactaba seriamente sobre la balanza de pagos. Dadas esas condiciones, se requería una solución eficiente para responder a las necesidades de explotación, distribución, abastecimiento local y demanda externa del petróleo peruano.
La suma de todos estos factores hizo necesario desarrollar un sistema para hacer llegar el crudo a la costa y, eventualmente, exportarlo. Desde 1972 se estudió el tema y fue así que el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas le encargó a PETROPERÚ realizar los estudios requeridos para la construcción del Oleoducto Norperuano (ONP) y plantear los contratos con las compañías capaces de efectuar tal obra. El contrato para el diseño definitivo fue adjudicado -en 1973- a la firma estadounidense Bechtel; concluyendo la entrega del expediente, para licitar la construcción, en junio de 1974. Seis meses después se suscribió el contrato para la construcción del ONP.
Mientras tanto, para aprovechar todos los recursos con que contaba el Lote 8, se requirió construir oleoductos en un recorrido de 130 kilómetros entre los puntos de recolección y el distrito loretano de Trompeteros. Luego, un oleoducto de dos líneas desde Trompeteros hasta San José de Saramuro (distrito de Urarinas, provincia y departamento de Loreto), para embarcar el crudo en barcazas y llevarlo hasta las refinerías de Iquitos y Pucallpa.
Al definirse el proyecto, se procedió a su ejecución, la cual demoró casi treinta meses. Cerca de 7,800 trabajadores fueron empleados conjuntamente en el punto culminante de la construcción. Además, se contó con la pericia y experiencia de los mejores constructores de oleoductos del mundo.
Así, para el 31 de diciembre de 1976, la Estación 1 del ONP (San José de Saramuro) recibió petróleo de los yacimientos de PETROPERÚ, llegando el primer frente de petróleo crudo al Terminal Bayóvar el 24 de mayo de 1977. El financiamiento requerido para la obra fue de US$671’000,000, cifra obtenida gracias a la cooperación de los gobiernos de Japón, República Federal Alemana, Estados Unidos, Unión Soviética y Argentina. Aquel año se continuó con la perforación de pozos en el Lote 8, llegándose a un total acumulado de 102 pozos, hasta diciembre de 1983.
En 1976, se inició la construcción del Oleoducto Ramal Norte (ORN), para transportar petróleo crudo desde la Estación Andoas hasta la Estación 5, entrando en operación el 24 de febrero de 1978. De 252 kilómetros de largo y dos estaciones de bombeo, la capacidad total de almacenamiento del sistema es de alrededor de 3’000,000 de barriles.
El ONP es una de las obras más importantes y de mayor envergadura que se haya realizado en los últimos 100 años en el Perú.